domingo, 25 de agosto de 2013

Cupnoodles Museum, Yokohama



 Aprovechando que hoy 25 de agosto es el día del ramen instantáneo porque un día como hoy de 1958, salió a la venta el primero de estos productos llamado Chicken Ramen チッキンラーメン, voy a hablar de mi visita al museo del ramen en vasito en Yokohama (hay otro en Osaka). Momofuku Ando, el creador del ramen instantáneo tenía ya 48 años cuando inventó este famosísimo producto. Después de haber vivido en carne propia las dificultades de la guerra y de ver cómo aún después del fin de la guerra faltaban los alimentos, empezó a inspirarse para crear algún tipo de comida barata, que durara mucho tiempo, que fuera simple de preparar y que se pudiera disfrutar caliente. Tras muchos intentos en su pequeña casita en Osaka dio con la idea de su vida. Los fideos fritos y con el consomé en polvo podían volver a su estado "original" y crear una sopa si se les echaba agua hirviendo. 

 
 Aunque fue una gran idea, no tuvo desde sus inicios el éxito arrasador con el que cuenta ahora. Fue hasta casi 14 años después de su salida a la venta que este producto se volvió súper popular en todo Japón. Y es muy curiosa la razón, no fue la gran publicidad de las empresas de ramen instantáneo, ni una falta en los alimentos en Japón, no, el origen de la mega popularidad de las sopas instantáneas fue una toma de una cabaña con rehenes y su transmisión en vivo por la televisión. No hablaré mucho del tema porque sería larguísimo, pero en una toma de rehenes la policía tuvo que esperar días en Asama-san sou あさま山荘 y lo que aparecía en las cámaras es que comían sopas instantáneas. Todos los japoneses que estaban al pendiente de las noticias lo vieron y así se volvieron más famosas. 

 Otras empresas como Maruchan, le robaron la idea aunque estaba patentada, y Momofuku Ando acabó en miles de juicios hasta que decidió que en lugar de dividir la industria de las sopas y productos instantáneos tenía que ceder un poco para lograr un éxito mayor. Y así fue, estuvo en lo correcto, por eso en este museo se pueden ver todas las marcas de estas sopas y nos podemos sorprender de la enorme cantidad de sabores, colores y marcas existentes. 


 Por esta razón, el museo, más que ser algo exclusivo para presentar la historia del ramen instantáneo es también un homenaje a toda la gente con ingenio que crea cosas con ideas muy simples y sin grandes inversiones, así como una ventana a la historia del Japón de los años inmediatos al fin de la guerra. 


  Actualmente estos tipos de sopa son muy populares, no sólo en Japón, sino en todo el mundo. La sala en la que se presentan los empaques de todas las variedades de este producto en todo el mundo lo demuestra. Aquí arriba se pueden ver las versiones mexicanas de las sopas instantáneas. Cabe mencionar que el museo no sólo presenta los productos de su marca. 


 Este museo ha sido de las visitas más inspiradoras que he hecho en los meses recientes. Aunque suene un poco cursi, descubrir cómo se inventó este producto y todas las dificultades, alegrías, etc. por las que pasó Ando es muy interesante. 

 
 Además es un museo bastante interactivo, donde las cosas se mueven o tienen secretos escondidos y en el cual podemos tomar fotos de todo.



  Y, por supuesto, no podía faltar lo mejor de todo, podemos presenciar y ser parte del proceso de producción de la sopa instantánea creando nuestro propio vasito decorado y experimentando con sabores. Por 300 yenes más puedes disfrutar de toda esta experiencia, aunque hay mucha gente y a veces es un relajo, vale muchísimo la pena formarse y hacer la sopita.



 El proceso se divide en 3 partes: 1. Comprar el vaso 2. Decorarlo 3. El relleno.


 El vaso se compra en una maquina expendedora e inmediatamente después una chica le pone una tapa para que no se ensucie. Luego se procede a lavarse las manos para la decoración. 






  Ya que el vasito está decorado a tu gusto pasas al relleno donde vas a ver cómo se mete el ramen frito en los vasos y eliges el relleno, también a tu gusto.


  Uno mismo mete el ramen dándole vueltas a la palanquita :D


  Y viene lo bueno, ¡A elegir el sabor!





 Ya que está listo le ponen la tapa y lo plastifican al vacio. Luego te dan una bolsita inflable para que te puedas llevar tu ramen sin que se rompa porque el vaso es de unicel. 


  Si vas muy hambriento en el piso de arriba puedes probar algunos tipos de ramen instantáneo del mundo, tristemente no había de México. Además no se nos antojaba demasiado comer ramen así que solo vimos y tomamos fotos. 






  Como mencioné arriba, el museo no es sólo de sopas, sino de muchas otras ideas ingeniosas como ilusiones ópticas o diseños muy interesantes.








 Me encantó este bosque de luz hecho con arbolitos pequeñitos que en las sombras se veían inmensos. 


 También hay otros datos interesantes como qué tantas sopas instantáneas se comen en el mundo. Aquí algunos datos del continente americano. En México son bastante tragoncitos por lo visto. 









 Y al final nos despide un gran ramen con el pollito Chikiras que es la mascotita oficial. Si vienen a Japón no pierdan la oportunidad de visitarlo es divertidísimo y muy interesante. 


viernes, 9 de agosto de 2013

生誕100周年・没後30周年記念 中原淳一の生きた戦中・戦後~少女像にこめた夢と憧れ~


 No sé cual sería una buena descripción corta para Nakahara Junichi, gran ilustrador, diseñador de modas, creador de muñecas, un artista relacionado con muchas cosas de la corriente que ahora se llama "kawaii" pero con un estilo muy francés, diría yo.

 Este 2013 se cumplen 100 años de su nacimiento y, para celebrarlo, ha habido varias exposiciones de su obra con diferentes puntos de vista. En Showa kan, este museo que se dedica a dar a conocer la vida de la gente comun en el periodo previo a la guerra, así como durante e inmediatamente despues del final de este conflicto, se retomó su obra enfocándose en lo que produjo durante la guerra y al final de esta así como su propia experiencia en este hecho histórico. Los artistas japoneses, por más famosos y alejados que estuvieran del mundo de la polìtica o la guerra fueron también obligados a participar de muchas maneras en el conflicto. Unos poniendo sus dones artísticos al servicio de los intereses imperiales (de lo cual hablaré en la entrada del museo nacional de Arte Moderno) y otros a trabajar en el campo de batalla o en las bases como a cualquier otra persona. Jun'ichi Nakahara trabajo un poco en ambos aspectos.

La exposicion era muy pequeñita, apenas una sala dividida en dos o 3 espacios con los diseños de ropa, papelería y revistas producidas por Jun'ichi. Vale la pena mencionar que él ilustró algunos libros de Yasunari Kawabata y muchos otros escritores famosos.

Regresando al tema de la guerra y Jun'ichi, conforme fue acercándose la guerra a su momento más álgido sus productos tambien empezaron a sufrir cambios. Nakahara había inaugurado una tienda en Ginza en el año de 1939, ahí vendía todos sus productos: ropa, papeleria, revistas etc. Desgraciadamente su tienda terminó quemada en uno de los bombardeos a Tokio. En la mayoría de sus ilustraciones se representaban a chicas jovenes trabajando, cosiendo, haciendo labores del hogar, además se daban muchos tips y consejos para ahorrar tiempo, dinero y esfuerzo a la hora de lavar la ropa, coserla, que nada, ni un grano de arroz se desperdiciara, especialmente en estos momentos de guerra.
A pesar de que sus publicaciones eran un oasis para las mujeres japonesas durante la guerra y que eran de mucha utilidad, tuvo que suspender la publicacion de "shojo no tomo" por la censura del gobierno que le exigía que en lugar de muchachas en kimonos de muchos colores hubiera mujeres vestidas en pantalones "monpe" de colores militares, para que sintieran que tenían que apoyar al pais. 
Nakahara ignoró varias veces las llamadas de atencion del gobierno porque recibía muchas cartas de sus lectores en las que le pedian que ya que todo estaba tan mal querian al menos ver algo bonito de vez en cuando. Sin embargo, se vio tan presionado por el gobierno y le remordió tanto la conciencia que algunos de sus amigos jovenes hubieran muerto en la guerra que decidió que era mejor dejar de publicar por un tiempo.

Su revista no debe ser vista como una superficial publicacion de modas y vestidos, era tambien una válvula de escape para hombres y mujeres que tenían que enfrentarse y vivir de diferentes maneras la guerra.

A principios de 1945 fue llamado a ayudar en la guerra en una base de la marina. Ahí se dio cuenta de que todas las que trabajaban en puestos bajos eran mujeres y volvió a sentir la necesidad de hacer algo por ella y por los hombres en el campo de batalla también.


Productos de consolación.
Durante la guerra se vendieron muchos productos que servian para tratar de disminuir un poco el dolor de los soldados. Estos fueron llamados "productos de consolación" Las mujeres mandaban postales o separaadores con imagenes bonitas a sus familiares, otras eran enviadas por las mismas fábricas como apoyo moral. Lo que ahora conocemos como "kawaii" también jugó un papel importante en la guerra. Eso es algo que no me hubiera imaginado.

Con el fin de la guerra, en agosto de 1945, Nakahara pudo volver a iniciar la publicación de su revista y volver a poner sus tiendas y su empresa Himawari. Además, empieza a publicar la revista Soleil (soreiyu, en japonés) con el animo de regresarle a las mujeres los sueños que habian perdido en la guerra.

A pesar de ser una exposición muy pequeña con relativamente pocas piezas y muchas de ellas que ya han sido presentadas en otras ocasiones, es muy conmovedora. Esta vez se toca también la vida privada de Jun'ichi y cómo vivió la guerra, sus conflictos y cómo a pesar de vivir en un mundo de cosas bonitas, las presiones de la guerra lo siguieron atormentando. Su voluntad y todo lo que aportó como apoyo moral para la gente en la guerra es de admirarse y me alegró mucho poder conocerla. Felices 100 años Jun'ichi. 


sábado, 20 de julio de 2013

マンモス YUKA -シベリアの永久凍土から現れた少女マンモス-、Mamut Yuka


Fig. 1. Boleto 


 Hace unos días una amiga y yo fuimos con otra amiga que está de visita en Japón al museo de las sopas instantáneas. Justo al salir de los torniquetes de la estación nos encontramos con personas promocionando la exposición de Yuka, la mamut niña de Siberia. Ya había escuchado la noticia unos días antes, curiosamente no en medios japoneses, sino mexicanos. Como ya estabamos encarreradas y habíamos ido hasta Yokohama decidimos comprar los boletos y darnos una vuelta después del museo de las sopas (del que hablaré en otra ocasión). 

Fig. 2 Robot de mamut 

 Se nota que el mamut está siendo el eventazo del año para la ciudad de Yokohama. Desde que bajamos del tren hay dibujos de mamuts por todos lados. Las rebajas de verano dicen, rebajas tamaño mamut, hay menú mamut en los restaurantes y muñecos de peluche en todos lados. Hasta en el museo de las sopas había mamuts... este verano no se puede escapar de la fiebre mamut, al menos en la provincia de Kanagawa. 
 Después de respirar tanto mamut en el ambiente llegamos muy animadas al lugar de la expo. A pesar de toda la promoción que han estado haciendo no había tantísima gente. Se podían ver las piezas muy tranquilamente y tomar fotos (Aquí sí nos dejaron tomar foto a todo excepto a la mamut, claro) 

Fig. 3. Galletas de Yuka 

 La exposición es muy grande y está muy bien preparada. Empieza dándonos una introducción al mundo de los elefantes y los mamuts. Nos explican el árbol genealógico de estos animales y cómo fueron poblando la Tierra. También nos enseñan cómo creen que eran los elefantes primigenios que parecían más bien unas ratotas-hipopótamos sin grandes orejas ni larga nariz. 


Fig. 4. Huesos de mamut 

 Ya con más conocimiento del mundo mamutil nos muestran las diferencias entre los mamuts y los elefantes. Ver los huesos y los dibujos en tamaño real es impresionante. Todos estos animales son/eran enormes, especialmente el elefante africano. Yo nunca he visto un elefante de cerca pero por primera vez me di cuenta del tremendo peso que llevan encima estos animalitos. 

Fig. 5. Dentadura de mamut 

 Además de las excelentes explicaciones, muy detalladas, también hay áreas donde se pueden tocar algunas piezas. Pudimos tocar el pelo del mamut, que parece estropajo, los dientes y sus colmillos. Todo es grandísimo, impresiona sólo verlo, pero al tocarlo a mí se me puso la piel de gallina. 
Fig. 6. Pata de mamut adulto con pelo 

 Después de explicarnos los detalles fisiológicos de los mamuts viene el episodio de los mamuts y su encuentro con los humanos. Como se pueden imaginar aquí hay cosas tristes como recreaciones en video de cómo los humanos cazaban a los mamuts (ver foto 7). A nosotras se nos partió el corazón ver como los perseguían y todas las cosas que hacían los humanos de entonces (y ahora) Me hizo reflexionar mucho sobre nuestra naturaleza humana y cómo convivimos con los animales. En fin, eso es otra historia. 

Fig. 7. Recreación de la persecusión a los mamuts

 Por otra parte, los humanos también hacían cosas maravillosas como estatuas de marfil (suena como al juego) armas, agujas perfectísimas para hacer su ropa (ver foto 9) y no desperdiciaban nada, con los huesos y las pieles hacían casas resistentes y calientitas, supongo. 

Fig. 8 Estatuas de colmillos de mamut 

 Después sigue el clímax de esta expo, el descubrimiento de Yuka, una mamut niña que momificada que se encontró en las tierras congeladas de Siberia. Yo llegué a pensar que se llamaba Yuka porque la habían descubierto científicos japoneses o algo relacionado con Japón, pero no, su nombre se debe a que fue encontrada en la zona de Yukagir. Antes de ver a Yuka en vivo y a todo color, nos presentan varios videos donde se aprecia cómo los arqueólogos sacan los huesos de mamut en Siberia, cómo encontraron a Yuka y cómo se hizo el análisis de todo lo que encontraron en ella. Cabe mencionar que su cerebro estaba intacto y también se puede ver en el video. Es muy impresionante y conmovedor ver a los científicos rusos sorprendidos y descubriendo más y más sobre los mamuts. 

Fig. 9 Agujas de marfil 

 Desgraciadamente, por la delicadeza de Yuka, no se pueden sacar fotos al refrigerador donde se encuentra. Pero les aseguro que es impresionante verla con tanto detalle. Aunque su carita está un poco aplastada y no se aprecian tan bien sus orejas y la forma de sus ojos, se puede ver su piel, algo del pelo (muy ralo, pues era una niña todavía) sus patitas y sus pezuñas. Creo que cualquier descripción que pudiera hacer no le haría justicia a como es en realidad. Desgraciadamente ni siquiera venden postales con la imagen para que se den una idea. 

Fig. 10 Casa hecha con los restos de un mamut 

 Además de Yuka también presentan otro animalito momificado, un rinoceronte lanudo llamado Kolyma, a él tampoco se le pueden tomar fotos. Y, para terminar y acabar de ponernos en contexto, nos presentan parte de la vegetación y los alimentos de los mamuts así como otros animales con los que convivían como lobos, rinocerontes, hipopótamos, ciervos, bisontes, etc. Es una exposición muy completa e interesante, nos transporta por completo a hace 39,000 años. El único detalle es que no hay casi nada de explicaciones o títulos en inglés, lo que complica un poco el disfrute para quienes no hablan japonés. Pero aún así, sólo con las imágenes y las piezas es suficiente para impresionar a cualquiera. Altamente recomendable visitar esta expo y ojalá que pronto visite otras partes del mundo. 

PD. Si te llamas Yuka y puedes demostrarlo te hacen descuento de casi 60% en la entrada. 

lunes, 8 de julio de 2013

昭和館、National Showa Memorial Museum

                                                 



















 Showa-kan es una institución gubernamental que se encarga de guardar y dar a conocer cómo era la vida durante e inmediatamente después de la segunda guerra mundial. Esto, con el objeto de que los japoneses, y todos los visitantes del museo, no olviden que el ahora moderno pueblo japonés tuvo que sufrir una guerra y vivir con muchas carencias hace no tanto tiempo.  Este museo trata de acercarse lo más posible a la realidad de esos tiempos, por esa razón, aunque recibe presupuesto gubernamental es dirigido y administrado por la Asociación de familias enlutadas por la guerra japonesa. 

 El edificio de Showa-kan se encuentra en la estación Kudanshita del metro de Tokio. Está justo al salir de un paso a desnivel lo cual hace aún más impresionante la grandeza del edificio. Sin embargo, la mayoría de los pisos están destinados no a exhibiciones sino a archivos de documentos y bibliotecas que puede usar cualquier persona que desee saber más de la vida durante la guerra. En esta ocasión iba a ver una exposición del ilustrador Jun'ichi Nakahara (de la que hablaré en otra ocasión), pero como me sobraba tiempo y la entrada era muy barata (150 yenes para estudiantes, 22 pesos mexicanos, 1.5USD) decidí aprovechar. 

 La institución Showa-kan recibe su nombre del periodo Showa, en el cual tuvo lugar la guerra. Este periodo abarca del año 1926 a 1989, años en los que el emperador Hirohito estuvo a cargo. Al ser un periodo tan largo no se puede hablar de características generales y decir: la era Showa era así. Por esa razón se le suele dividir en: principios de Showa (1926-1939), la guerra, posguerra, periodo de alto crecimiento económico y burbuja económica. Las piezas en este museo datan de los años 30 hasta los años 60. A pesar de lo barato de la entrada, el museo cuenta con un folleto general y un folleto para cada parte de la exposición. Además hay dos versiones, una para niños de primaria y otra para adultos. Así que uno puede dedicarse a observar las piezas con mucho cuidado y después, en casa, leer con más calma los folletos. Todo está tan clara y extensamente explicado que será muy difícil que pueda escribir aquí todo y aún así se volverá una entrada muy larga. 

Campos en medio de la ciudad 

 El primer piso de la exposición empieza con los preparativos de aquellos que habían sido llamados a participar en la guerra. En ese entonces el servicio militar era obligatorio y los 赤紙"akagami" (lit. papel rojo, porque estos avisos venían impresos en un papel muy rojo)  (su nombre oficial es: 召集令状 "shoushuureijou", lit. orden de reunirse. O sea, reunirse bajo las órdenes del ejército) empezaron a ser enviados a todos aquellos hombres jóvenes y sanos para que se enlistaran en el ejército y apoyaran la causa imperial.
 Las mujeres no participaban en el ejército, pero sufrían de igual manera cuando alguno de sus hijos, esposos, familiares o conocidos eran llamados. Ellas, para apoyarlos, bordaban fajas con mil puntos rojos (me recuerda mucho a las mil grullas) llamadas 千人針(sen-nin bari, lit. agujas de mil personas), cada uno de los puntos tenía que ser bordado por una mujer diferente. ¿Cómo reunía una pobre madre la ayuda de 1000 mujeres diferentes? Las podía uno encontrar en los puentes, sosteniendo las fajas y pidiendo a otras mujeres que bordaran un punto para sus hijos. Por supuesto, era muy común que las otras mujeres también pidieran lo mismo. Las fotografías que había en el museo eran ya bastante impresionantes, pero después tuve la oportunidad de comentar este punto con un señor que vivió la guerra siendo niño, el más pequeño de la familia y me decía que recordaba como su mamá y sus hermanas salían a la calle a pedir que les bordaran un punto para sus 2 hermanos mayores que fueron a la guerra. Desgraciadamente uno de ellos murió. Oírlo de viva voz hizo que se me salieran las lágrimas.

 La siguiente sala regresa un poco en el tiempo y nos muestra cómo vivían los japoneses en el año de 1935. En Tokio ya había electricidad y radios, pero eran muy caros para que una familia los pudiera adquirir. Casi todos contaban con bombas de agua en sus casas, pero no tenían electrodomésticos, por lo que las mujeres tenían que dedicar la mayoría de su tiempo a las tareas del hogar. La mayoría de las mujeres japonesas usaban kimono y, al parecer, era toda una odisea lavarlos. Como no cabían en las pequeñas tinas tenían que descoserlos y volverlos a coser después de lavarlos. Los baños eran más bien letrinas, donde una vez a la semana una persona o algún camión pasaba a recoger los deshechos. De hecho, esto continuó hasta hace relativamente poco, el drenaje tardó mucho tiempo en llegar a toda la ciudad de Tokio. Gente de 30 años aún cuenta que en sus casas, cuando eran niños, se apestaba el día que pasaba el recogedor. Hasta ahora he podido confirmar que el drenaje para los baños llego en la década de los 70 al distrito de Ota y a mediados de los 80 a la zona de Tama.

 Al empeorar la situación de la guerra lo primero que empezó a escasear fueron los alimentos. El gobierno hacía una repartición, pero no era suficiente. Cuando no tenían arroz entonces repartían papas o camotes. La gente, para no quedarse sin alimentos empezó a sembrar diferentes verduras en sus pequeños jardines. En esta parte de la exposición me llamaron mucho la atención los carteles de ese entonces que decían cosas como: "Los lujos son el enemigo" "Aguantemos hasta que ganemos", etc.

 Además de esa educación en las calles para apoyar la guerra, las escuelas primarias también sufrieron muchos cambios. Los niños dejaron de ser niños para llamarse "shokokumin" 小国民 o pequeños nacionales y la educación se volvió más práctica. En lugar de leer y leer, aprendían artes marciales, enfermería, bordado y, cuando fue necesario, los niños trabajaron por horas en fábricas haciendo trabajos relativamente simples. Al empezar la guerra en el Pacífico los bombardeos aumentaron y el gobierno decidió sacar a los niños hacia provincias más lejanas de los objetivos estadounidenses. Muchos de ellos fueron con sus familiares lejanos y otros tuvieron que ir solos y vivir en templos u hoteles y estar al cuidado de sus profesores de escuela.

 El 10 de marzo de 1945 hubo el que sería el más grande bombardeo a la ciudad de Tokio. El ejército estadounidense bombardeó Tokio con 300 B29, los incendios fueron terribles (más, pensando que las casas en Japón son de madera) y se cree que más de 100,000 personas murieron en esa sola ocasión.

 Con el fin de la guerra, entre los escombros, la vida empezó a volver a la normalidad. Según los periódicos de la época, lo que la gente más añoraba era poder dormir tranquila, sin vivir con la angustia de escuchar las alarmas de bombardeos y tener que salir corriendo. La comida y otros productos seguían escaseando tanto que en el mercado negro el precio del arroz era 132 veces más caro. Después del bombardeo la gente no tenía donde vivir así que, literalmente, dormían en hoyos y escombros. La higiene empeoró muchísimo. Era tanto el problema que el gobierno estadounidense decidió hacer una campaña para desinfectar a la gente. No fue nada amable. ¡Los formaban y los rociaban de DDT!
 Niños de la calle fumando 


 Otro de los problemas del fin de la guerra fue la disminución de la población masculina. Muchos murieron en guerra, otros quedaron discapacitados, la mayoría de las familias se quedó sin una entrada de dinero y sin quien pudiera apoyarlos. El gobierno creó algunas casas-hogar para mujeres con niños pequeños donde podían trabajar y cuidar a sus niños al mismo tiempo. Sin embargo hubo otros pequeños mucho menos afortunados. Aquellos que se fueron solos a los refugios en las provincias y regresaron a Tokio para descubrir que toda su familia había muerto. El gobierno no pudo reaccionar rápidamente y muchos de ellos tuvieron que repartir periódicos (en el mejor de los casos) para sobrevivir o simplemente vivir en la calle. Algunos cayeron víctimas de las adicciones al cigarro y acabaron por morir pronto. Uno de estos casos queda ilustrado en la obra de Nosaka Akiyuki, "La tumba de las luciérnagas" (que es también una película de Studio Ghibli).

 La alegría más grande de los niños era, irónicamente, cuando pasaban los jeeps estadounidenses regalándoles chocolates Hershey's. No era raro que los niños vieran a un soldado estadounidense y le dijeran: "gibumi chocoreit". Poco a poco la vida volvió a la normalidad y Japón empezaría su periodo de rápido crecimiento económico.

 Además de esto, las piezas que más me impresionaron fueron una mochila hecha con hojas de bambú porque todos los demás materiales habían sido requisados por el gobierno para el ejército. Una vajilla de cerámica que decía: Tokyo 2600 Olympic (los juegos olímpicos de 1940 habían sido asignados a Tokio y esa fecha coincidía con el 2600 aniversario de la fundación de Japón, detalle muy importante para las fuerzas imperiales. Hablaré de este tema más a profundidad en la entrada de la exposición de Tokio 1964).

 La visita a Showakan debe ser tan obligada como ir al museo en Ueno. Toda la historia del siglo XX en Japón se puede comprender mucho mejor después de observar su exhibición. Sobre todo, es muy conmovedora e impresionante. Además se puede escuchar el audio original del mensaje de Hirohito al terminar la guerra, puede uno probarse la ropa que usaban para esconderse en los refugios anti-bombardeos y se puede experimentar la sensación de esconderse en uno de estos refugios. Todo muy impactante.

www.showakan.go.jp



sábado, 29 de junio de 2013

かわいい江戸絵画, 府中市美術館 Cute Edo Paintings, Fuchu Art Museum



¿Qué es lo bonito y desde cuando nos gustan las cosas bonitas? es una de las preguntas con las que iniciaba esta exposición y de lo que más se me quedó grabado en la mente. Haciéndonos recapacitar en estos detalles la exposición nos llevó por diferentes estilos, pinturas y otras obras de arte de la época Edo. 

La expresión "kawaii" かわいい(bonito) es muy popular en nuestros días. Tanto, que hasta empieza a ser usada así, en japonés, en otros idiomas. Últimamente he notado que no es una palabra que les haga mucha gracia a los japoneses, especialmente a los mayores de 60 años. Cuando alguien dice "kawaii" responden con un: mmmmm, ya todo es "kawaii", ya ni sé que es "kawaii", etc. La verdad es que sí, ahora se puede decir "kawaii" de casi todo. Los muñequitos como Hello Kitty o Rilakkuma, el manga, la presentación de la comida, la ropa, en fin, es una expresión muy conveniente, pero no siempre refleja la realidad de las cosas. Peor aún, más recientemente se mezcla con otras expresiones para ser supuestamente más específica. Por ejemplo: "Kimo-kawaii" (algo desagradable pero bonito (¿?)) 


Pero volviendo a la exposición, se nos explicó como "kawaii" en sus orígenes era una palabra para referirse a algo desvalido, o vergonzoso. Más que ser bonito, como lo entendemos ahora, era pobrecito. No es de sorprenderse que en japonés bonito y pobrecito sean tan parecidos: "kawaii" y "kawaiso". El gusto por las cosas bonitas o pobrecitas dentro de la sociedad japonesa empezó a ser evidente a partir del periodo Heian (S.VIII-XII) pero no se representaba en la pintura, sólo en la literatura. La explicación que da la exposición es que, en esos siglos, la pintura tenía un uso diferente. La pintura se usaba no para representar los sentimientos humanos sino para registrar eventos o paisajes de manera más realista. La representación de los sentimientos se dio en el siglo XVIII, así, además de registrar los animales que veían, los japoneses de entonces le daban ciertas expresiones humanas a sus ilustraciones, creando sentimientos en quienes los observaban. 

Las características más interesantes de los dibujos que eran considerados bonitos en ese tiempo, es que tienen algo de irreal. No son pinturas que buscan imitar la realidad. Por ejemplo los animalitos de la siguiente foto: nos da perfectamente la idea de qué animales son, pero no los refleja tal y como lo veríamos en la realidad. Son trazos muy simples y delicados. 


Otra de las características es que pueden ser imágenes totalmente fuera de la realidad pero que no son monstruosas sino tiernas o interesantes. El simple hecho de imaginarlo o verlo saca una sonrisa a quien las ve. Esto era en el siglo XVIII pero en el fondo no ha cambiado demasiado, pensando en los dibujos como Kitty o las ilustraciones de los manga vemos que se sigue la misma línea. Ilustraciones de relativamente pocos trazos, simplificados, exagerados y un poco fuera de la realidad pero que tranquilizan alguna parte del alma humana porque saca nuestro instinto de protección, tal y como sucedía con los japoneses del periodo Edo. 

Esta exposición me gustó muchísimo. Lástima que fui en día festivo y había muchísima gente, era difícil de admirar con tranquilidad todas las obras. Otra cosa que no me gusta mucho de algunas exposiciones aquí es que durante el tiempo de las exhibiciones cambian algunas obras justo a la mitad. Así que si vas una vez cuando empieza la exhibición te pierdes de algunas obras y para verlas todas tienes que ir dos veces. Es cierto que la segunda vez te cobran sólo la mitad del boleto, pero a veces es complicado llegar a los museos o hacerse un espacio para ir. 

Por otra parte, hace mucho que no reflexionaba sobre la palabra "kawaiI" pero gracias a esta exposición pude aprender mucho más de la historia de este término y, también, a tratar con un poco más de cuidado la palabra. A mí me gustan mucho las cosas bonitas, pero intentaré expresarlas con otras palabras para transmitir su belleza real. 




lunes, 17 de junio de 2013

Chocolate, the exhibition


Fig.1. Boleto

 En el otoño e invierno pasados es Museo Nacional de Ciencias presentó la exposición Chocolate. Esta no es una exposición hecha específicamente para el público japonés, sino que fue adaptada de la original del Field Museum en Chicago y se le añadió la parte de la historia del chocolate en Japón. Aquí también me puse de acuerdo con una amiga y nos lanzamos a la aventura hasta Ueno (nos queda algo lejos). En esta exposición, a diferencia de la mayoría, estaba permitido tomar fotos a casi todas las piezas (excepto los originales mayas y aztecas).
 El objetivo principal de esta exposición era dar a conocer a los japoneses el origen del chocolate y su preparación. A pesar de que Japón es un gran consumidor de chocolate la mayoría desconoce casi todo de él y tienen muchas creencias equivocadas. 
 La exposición estaba dividida en cuatro partes. La primera que hablaba de la botánica y las semillas de cacao. La segunda que abarcaba la historia de cómo los hombres habían empezado a consumir este producto hasta nuestros días. La tercera que explica el proceso de producción de los chocolates en la actualidad y la cuarta sobre detalles interesantes relacionados con el chocolate.  

 Fig. 2 Entrada a la expo 

a exposición tenía una palabra clave, el nombre científico del cacao, Theobroma cacao = la comida de los dioses. Me pareció muy interesante que recalcaran tanto este término, al igual que la mayoría de los japoneses yo también lo desconocía. Otra de las cosas sorprendentes (para mí) es que casi todos los japoneses (o todos) que estaban en la exposición en ese momento nunca habían visto un árbol de cacao o la semilla del cacao. Todos decían: ¡Qué grande es la semilla! ¡Nunca imaginé que fuera así! ¡Nunca había pensado en el árbol!. Su segunda sorpresa era que el origen del cacao no estaba en África sino en México y Centroamérica. ¿Qué el chocolate no era de Ghana? ¡Hemos vivido engañados! (En Japón el chocolate más famoso se llama Ghana, porque está hecho de cacao de allá, pero ellos no saben que la industria africana del cacao es relativamente nueva) Yo, tengo que decirlo, me sentía muy orgullosa y me daban ganas de decirles: sí, sí, el cacao es mesoamericano, jaja. Pero para eso estaban las siguientes salas.

Fig. 3. Lugares donde se produce el cacao actualmente

La segunda sala nos mostraba códices mayas y aztecas en los que se representaba a gente cosechando y preparando la bebida de chocolate. También había vasos mayas en los que se bebía el chocolate. La tercera sorpresa para los visitantes es que en su origen el chocolate no se bebía dulce, sino agrio o picante, que se le daba un color rojo con achiote. Un detalle que me gustó mucho de esta exposición es que había muchos términos poco conocidos en Japón y todos estaban muy bien explicados (nombres de chiles y otros frutos en México, detalles de los gobernantes Aztecas, etc.) La cuarta sorpresa y quizá la más impactante fue la de la palabra "chocolate". Como suele pasar con muchas cosas de la vida diaria, pocas veces nos ponemos a pensar en su origen y suelen pensar que chocolate viene del inglés "shocoleit" (jaja) y ya. Aquí claramente se explicaba que el "chokoreeto" japonés viene del inglés "chocolate" que viene del español "chocolate" que viene del "Azteca" (como decía en el folleto) "xocolatl" 

                                       Fig. 4. Diferentes semillas de cacao


La siguiente sala habla de cómo el chocolate se fue convirtiendo en lo que ahora conocemos después de la llegada de los españoles a América. Al contrario que los pueblos indígenas quienes mezclaban el chocolate con agua y especias, los europeos prefirieron mezclarlo con leche de vaca. También fueron ellos quienes se encargaron de llevarlo a otras partes de Europa y a darle esa aura de bebida prohibida por sus efectos. Lo mejor de esta parte de la exposición es que se presentaron los "artefactos" que se usaban (aún se usan) para hacer el chocolate. Los molinillos, las chocolateras, las tazas donde se servían, todo para combinar perfecto con la nueva cultura del chocolate. 

Fig. 5. Línea del tiempo del chocolate 


Ya a mediados del siglo XIX el cacao se lleva a África para ser parte de una producción industrial. Es aquí donde aparece Ghana, la tierra del chocolate según los japoneses. Como mencioné antes, lo especial de esta exposición es que se añadió la parte que explica la historia del chocolate en Japón, la cual yo desconocía y me pareció muy interesante. 
 El primer contacto de los japoneses con el cacao fue en el siglo XVIII por medio de los mercaderes extranjeros que llegaban a Nagasaki. Rápidamente tomaron nota de las semillas y las registraron en sus libros de botánica. A la bebida le llamaron "shokuraato". En ese entonces no se hizo popular, fue hasta que empezó el gobierno Meiji que empresarios japoneses fueron enviados a Francia para observar cómo se producía el chocolate. Para 1878 el nombre ya había cambiado a "shokoreitou" más cercano al inglés. Es hasta 1918 que una empresa japonesa empezó a producir por completo (desde la cosecha del cacao hasta la distribución de las barras de chocolate) el chocolate y fue la empresa Morinaga. En 1926, junto con el inicio de la era Showa, el chocolate empezó a popularizarse en Japón. 

Fig. 6. Sr. Chocolate, el guía de la expo

Desgraciadamente, con la guerra, el chocolate se volvió a convertir en un lujo inalcanzable para la mayoría de las personas. Con el final de la guerra y la entrada de las tropas estadounidenses el chocolate era un producto que se encontraba en el mercado negro, también era algo que los soldados solían regalar a los niños japoneses en las calles. Era tan popular y tan deseado que las barras de chocolate llegaron a ser parte de un premio de la lotería en 1950. Esta es una cara  del chocolate totalmente desconocida para mí, me dio mucho gusto poder saberlo. 

Lo mejor de la exposición es que todas las salas olían a chocolate. La razón estaba en la última parte ya que había una pseudo fábrica de chocolate en la que te enseñaban todo el proceso. Cómo se trituran las semillas, cómo se saca la manteca de cacao, cómo se tempera el chocolate para que no le salgan puntitos blancos cuando se hacen las barras, etc. No sólo nos lo mostraban, nos hacían sentir los cambios de temperatura y el ruido por el que tiene que pasar el chocolate para llegar a nuestras manos. Ahora disfruto más comer chocolates. Abajo dejo más fotografías de la exposición.  

Fig. 7. códices mayas acerca del cacao 

Fig. 8. Molinillos y tazas 


Fig. 9. Fábrica de chocolates


Fig.10. Pandas de chocolate

http://event.yomiuri.co.jp/chocolate/